La escena imán: abrir sin clichés
Qué es una “escena imán”
La “escena imán” es tu apertura: el primer bloque que fija la atención del lector y le promete una historia concreta. No es un resumen ni un prólogo enciclopédico. Es un momento en marcha, con foco y fricción dramática suficiente para que la lectura continúe.
Señales de que tu apertura flojea
- Explicas más de lo que muestras.
- El personaje “piensa” o “recuerda” durante párrafos sin acción visible.
- No se entiende qué quiere quién, ni qué está en juego.
- El tono no insinúa el género/alcance de la historia.
Para qué sirve la apertura (3 funciones)
- Orientar sin explicaciones: quién actúa, qué quiere y dónde estamos (lo mínimo).
- Prometer: tono, alcance y reglas del juego (género).
- Impulsar: dejar una pregunta dramática o mini-giro que empuje al segundo bloque.
Clichés de apertura a esquivar
- “Desperté…” (o mirar al espejo para describirse).
- El sueño que “en realidad…” no cuenta.
- Diario/carta expositiva para volcar trasfondo.
- Meteorología ornamental (“llovía como si el cielo…”) sin función dramática.
- Exceso de palabrería en el primer párrafo (glosarios, linajes, leyes…).
Ejemplo rápido (antes / después)
Antes (explicativo):
“Me mudé a esta ciudad porque necesitaba empezar de cero. La gente dice que es peligrosa, pero yo soy valiente y no me asusto fácilmente. Aquella mañana llovía mucho y estaba muy cansado de tanto viaje. Tenía una entrevista importante por la tarde.”
Después (escena imán):
“La portera no me abrió. Golpeé otra vez. El felpudo chorreaba sobre mi maleta y, del otro lado, una radio mascaba noticias de sucesos.
—Vengo por el anuncio —dije.
El cerrojo rascó. Se abrió lo justo para que saliera un olor agrio.
—Llegas tarde. El piso ya no está libre.”
Qué cambió: hay acción mínima (golpear/llamar), foco (quien, objetivo: conseguir piso), detalle ancla (radio de sucesos, felpudo, olor), promesa de género (posible novela negra), pregunta dramática (¿que hacer ahora bajo la lluvia?).
Checklist rápida (7 ítems)
- Conflicto en marcha: ¿ya sucede algo que pone en riesgo un objetivo concreto?
- Foco: ¿se ve con claridad quién actúa, qué quiere y dónde?
- Detalle ancla: ¿hay un detalle sensorial específico que sitúe?
- Promesa de género: ¿insinúas tono/reglas/alcance de la historia?
- Curiosidad, no explicación: ¿evitas contar el contexto que puedes mostrar después?
- Fricción verbal: ¿puntuación y silencios cargan tensión (evitas frases planas y largas)?
- Salida limpia: ¿cierras con pregunta dramática o mini-giro que empuje al siguiente bloque?
Una buena apertura no es “brillante” por adjetivos, sino porque coloca una pieza en movimiento que el lector quiere seguir mirando. Si dudas, elimina explicación, eleva fricción, siembra un ancla y sal por pregunta.