La escena imán: abrir sin clichés

Qué es una “escena imán”

La “escena imán” es tu apertura: el primer bloque que fija la atención del lector y le promete una historia concreta. No es un resumen ni un prólogo enciclopédico. Es un momento en marcha, con foco y fricción dramática suficiente para que la lectura continúe.

Señales de que tu apertura flojea

Para qué sirve la apertura (3 funciones)

Clichés de apertura a esquivar

Ejemplo rápido (antes / después)

Antes (explicativo):

Me mudé a esta ciudad porque necesitaba empezar de cero. La gente dice que es peligrosa, pero yo soy valiente y no me asusto fácilmente. Aquella mañana llovía mucho y estaba muy cansado de tanto viaje. Tenía una entrevista importante por la tarde.”

Después (escena imán):

“La portera no me abrió. Golpeé otra vez. El felpudo chorreaba sobre mi maleta y, del otro lado, una radio mascaba noticias de sucesos.

—Vengo por el anuncio —dije.

El cerrojo rascó. Se abrió lo justo para que saliera un olor agrio.

—Llegas tarde. El piso ya no está libre.”

Qué cambió: hay acción mínima (golpear/llamar), foco (quien, objetivo: conseguir piso), detalle ancla (radio de sucesos, felpudo, olor), promesa de género (posible novela negra), pregunta dramática (¿que hacer ahora bajo la lluvia?).

Checklist rápida (7 ítems)

Una buena apertura no es “brillante” por adjetivos, sino porque coloca una pieza en movimiento que el lector quiere seguir mirando. Si dudas, elimina explicación, eleva fricción, siembra un ancla y sal por pregunta.