Continuando el post Narración con un punto de vista de personaje y narrador no omnisciente, aquí van ejemplos prácticos que he estado aplicando en mis relatos (en concreto, en la novela en la que estoy trabajando).
En el primer borrador me preocupo casi exclusivamente del desarrollo de la trama: descripciones, diálogos, ritmo. Una vez lo termino, decido el tipo de narración. En este caso elegí POV (Point of View) de distintos personajes con narrador no omnisciente, y con eso empecé a pulir.
¿Qué es “pasar de la cabeza a los gestos”?
Es un proceso de revisión para que la emoción y la información no se expliquen desde dentro (“pensaba que…”, “siempre había creído…”), sino que se vean en la página: en lo que el personaje percibe, en lo que dice, en lo que hace y en cómo enfoca el mundo en ese momento.
Regla de oro: la emoción y la información solo existen si dejan rastro en percepción / diálogo / acción (o en un pensamiento mínimo, breve y anclado a lo que ocurre).
Cuándo elegir este proceso
- Cuando el narrador “explica” demasiado: si tu borrador abusa de “sentía/pensaba/sabía…”, este método lo convierte en escena.
- Cuando trabajas con varios POV: diferencia voces por foco, rutinas y fraseo (no por monólogos internos).
- Cuando buscas tensión sin subrayado: el subtexto y los detalles seleccionados dejan que el lector infiera.
1) Reglas base para la novela
- Nada de “siempre ha pensado que…” ni “toda su vida había sido…”, salvo en dosis muy pequeñas y muy pegadas a una acción concreta.
- Las frases anteriores solo son posibles si el narrador está dentro de la cabeza del personaje (narrador omnisciente).
- La emoción y la información existen solo si dejan rastro en:
- lo que el personaje ve / oye / toca,
- lo que dice,
- lo que hace,
- cómo interpreta algo en ese momento (no “ensayo sobre su vida entera”).
2) Herramientas para “sacar” lo que ahora llevas dentro de la cabeza del personaje
a) Diálogo con subtexto
En vez de:
Morales desconfiaba de Luisa y le molestaba que no le contara todo.
Se convierte en algo así:
Luisa responde con algo a medias.
Morales no le discute, pero…
—¿Eso es todo? —preguntó Morales.
Luisa sostuvo su mirada un segundo de más antes de asentir.
—Eso es lo que me han contado —dijo.
Morales se limitó a hacer un gesto con la cabeza. No la apretó más. Solo añadió:
—La próxima vez, quiero que me cuentes también lo que no te han dicho. A veces eso es lo importante.
Y se fue primero, dejándola sola en el pasillo.
Así dejamos que el lector entienda:
– que hay desconfianza,
– que Morales no cree que Luisa le diga todo,
– sin que lo diga el narrador.
b) Gestos y rutinas como “contadores de estado”
En lugar de:
Nadya/Ivka está nerviosa porque teme que Weiss la descubra.
Usamos un gesto asociado a nerviosismo: repetir una acción (ajustar brazalete, alisar falda, repasar la misma frase en un papel).
Nadya se alisó la falda por tercera vez mientras esperaba a que el ascensor llegara al piso de Weiss. La tela ya no tenía ni una arruga. El guardia de la planta la miró un segundo, con curiosidad aburrida.
—¿Primera vez aquí? —preguntó.
Ella sonrió, demasiado rápido.
—No —respondió—. Hoy solo hace más calor.
c) Elección de foco en la escena
Lo que mira un personaje cuenta cosas sin explicarlas.
- Weiss: mapas, firmas, sellos, cámaras; no rostros de víctimas.
- Bohdan: esquinas, rutas de salida, silencios.
- Morales: distancias, coberturas, ventanas, rutas de aproximación.
Ejemplo con Bohdan:
Mientras Krüger hablaba, Bohdan no miraba su cara, sino la ventana a su espalda, el ángulo muerto de la cámara del pasillo y el reloj de pared.
Sin decir “Bohdan es operativo y calculador”, el foco lo sugiere.
d) Fragmentos muy breves de pensamiento (no discursos)
Permitido si son cortos y anclados a lo que ocurre:
- “Demasiado tarde.”
- “Eso no cuadra.”
- “Ahí está.”
No permitido (o a reducir al mínimo):
- “Llevaba toda la vida pensando que…”
- “Desde niño tenía la certeza de que…”
Por ejemplo, con Krüger:
Otto vio la firma de Weiss al pie del documento.
“Así que eras tú”, pensó.
Ya no hace falta añadir nada más tipo “y comprendió que toda su vida…”.
3) Cómo aplicarlo personaje a personaje
Estos personajes son los que estoy desarrollando en mi novela, y cómo “saco” lo que llevan dentro sin explicarlo.
Morales
Qué tiene en la cabeza: culpa por España, profesional militar, desconfianza estructural, miedo a fallar la misión.
Sácalo así:
– Siempre que entra en un lugar, primero mira salidas, alturas, campos de tiro.
– Frases secas, pocas palabras; cuando alguien “habla de más”, lo corta.
– En momentos de duda, pide comprobaciones extra o repite un plan de forma fría aunque esté inquieto.
Álvarez
Qué tiene en la cabeza: orgullo, cuentas pendientes, sentido de “caza”, cicatriz + memoria.
Sácalo así:
– Le cuesta obedecer órdenes sin replicar algo.
– Demasiado directo a veces en preguntas.
– La pierna/cicatriz solo se acentúan en situaciones clave (cuando ve a Morales, o cuando algo le recuerda España).
Ivka
Qué tiene en la cabeza: doble identidad, pasado de guerrillera, disciplina soviética, cicatriz interior de familia perdida.
Sácalo así:
– Reacciones físicas cortas ante disparadores del pasado: olor a bosque, idioma ucraniano, gente entrando de noche en casas (detenciones), etc.
– Deja que “resbale” alguna expresión o palabra que no encaja del todo con una chica criada en Kiev, y que alguien la mire raro.
– En escenas con Bohdan, que ella mida mucho sus palabras; la confianza real se ve en micro silencios, no en confesiones largas.
Bohdan
Qué tiene en la cabeza: agente soviético leal, capas de cinismo, ve a todos como piezas.
Sácalo así:
– Cuaderno, doble bolsillo, siempre una ruta alternativa.
– Evita que diga frases tipo “soy leal a la URSS ante todo”; que eso se vea en sus decisiones.
– Que muchas veces responda con “órdenes son órdenes” o “no es tu problema” cuando podría explicar más.
Weiss
Qué tiene en la cabeza: tecnócrata, ambición fría, herida Hanna, necesidad del pasaporte.
Sácalo así:
– Reaccionando más a informes que a personas.
– Tratando lo íntimo (Hanna, EEUU) como “datos que faltan en una ecuación”, no como confesión sentimental.
– Nunca estallando: como mucho, un gesto mínimo (apretar lápiz, ajustar gafas, mirar por la ventana) cuando algo se le tuerce.
4) Método práctico para revisar escenas ya escritas
Busca todo lo que sea del tipo:
- “pensaba que…”
- “siempre había creído…”
- “para él/ella, aquello era…”
- “sabía que, en el fondo…”
Por cada uno, pregúntate:
- ¿Se puede mostrar con un gesto, una frase, un detalle del entorno?
- ¿Basta con acotarlo a ese momento? (Ej.: “en ese instante le pareció que…”)
Reescribe en clave externa:
- Cambia “sentía” por “hizo”.
- Cambia “sabía” por “miró / recordó / tomó” algo concreto.
- Si no queda más remedio: deja solo 1 o 2 frases de pensamiento directo por escena, y cortas.
Conclusión
Si estás escribiendo con narrador no omnisciente, el objetivo no es eliminar la emoción: es cambiar su forma. Menos etiqueta (“estaba nerviosa”), más evidencia (gesto, foco, subtexto, decisión).
Cuando el lector infiere, participa. Y cuando participa, la escena se queda.
¿Lo probamos? Pega aquí un párrafo “explicón” y lo reescribimos con foco, gesto y subtexto.
#procesos